Trato de acordarme del sueño que tuve anoche. Y, como suele ocurrir, no lo consigo del todo. Sólo sé que aparecía mi padre, y esa visión onírica es la primera desde hace casi un año, un año desde que el teléfono nos despertase a las dos de la madrugada ('tu padre ha muerto'). El sueño no ha llegado a ser pesadilla, aunque algo me inquietaba, no sé qué. Tenía que superar algún trance pero no recuerdo cuál. Y mientras lo intentaba, allí merodeaba él, una presencia doméstica, incluso amable, en medio de una situación probablemente absurda a los ojos de una razón que últimamente sufre de cataratas. De modo que él no era el motivo de inquietud. Por el contrario, se diría que con su cercanía le otorgaba una cierta normalidad a ese espejismo mental que tan fácilmente puede conducir al horror. Es un sueño que ya no sólo tengo despierto. Eso es mi padre.
El alfiz enmarca un hueco, un vano que es en sí mismo un vacío y a la vez un umbral. Señala la entrada o la salida, el paso de un sitio a otro. Desvela el intersticio que existe entre el interior y el exterior.
viernes, 1 de marzo de 2013
Un sueño
Trato de acordarme del sueño que tuve anoche. Y, como suele ocurrir, no lo consigo del todo. Sólo sé que aparecía mi padre, y esa visión onírica es la primera desde hace casi un año, un año desde que el teléfono nos despertase a las dos de la madrugada ('tu padre ha muerto'). El sueño no ha llegado a ser pesadilla, aunque algo me inquietaba, no sé qué. Tenía que superar algún trance pero no recuerdo cuál. Y mientras lo intentaba, allí merodeaba él, una presencia doméstica, incluso amable, en medio de una situación probablemente absurda a los ojos de una razón que últimamente sufre de cataratas. De modo que él no era el motivo de inquietud. Por el contrario, se diría que con su cercanía le otorgaba una cierta normalidad a ese espejismo mental que tan fácilmente puede conducir al horror. Es un sueño que ya no sólo tengo despierto. Eso es mi padre.
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