domingo, 30 de enero de 2011

Memoria urbana



Es precisamente esa consideración de Conjunto Histórico quizás la más controvertible para el ciudadano, ya que comúnmente sólo se le ha otorgado ese valor a aquellos elementos que gozan de una cierta monumentalidad o son identificados con estilos artísticos o arquitectónicos más o menos universales que a su vez se asocian a clases socialmente poderosas. Pues bien, ¿qué ocurre con aquella arquitectura genuina, propia de nuestras raíces, pertenecientes a nuestros “iguales” del pasado, que nos habla de modos de habitar, de convivir, de construir, de implantarse en el territorio? ¿No son acaso testimonios vivos mediante los cuales identificar nuestra cultura e historia propia? Nadie podrá negar que en esas casas, en sus calles, en sus plazas y pilares, reside la memoria de la gente de estas tierras.
Aparte del carácter pintoresco y del valor ambiental de muchos de los lugares de Azuaga, más allá de las magnificas perspectivas que se forman al contemplar la localidad desde el exterior, con el caserío desparramado sobre la loma que se orilla a los pies del castillo y sus calles discurriendo como surcos que deja el agua en busca de sus fuentes, hay que hablar de un concepto todavía más determinante y que no es otro que la Identidad. ¿Cuántos pueblos han perdido esta identidad debido a las intervenciones discrecionales que no han tenido en cuenta los rasgos característicos de sus construcciones, de su tejido urbano, del entorno donde se actúa? La ausencia de sensibilidad, de respeto y amor a lo propio ha hecho que en muchas de nuestras poblaciones desaparezca su reconocimiento vernáculo para dar paso a una sucesión bastarda de moles y pastiches rodeados de espacios hueros. Tales son las consecuencias de observar el problema de manera individual y no colectiva. A menudo se ha cometido el error de demoler pensando que la obra nueva nos da mayor garantía de habitabilidad, dando paso a procesos constructivos acelerados, con materiales de baja calidad pero de fácil disponibilidad. Hasta hace pocos años olvidamos las bondades de materiales como la cerámica, la piedra, la madera, cuando curiosamente ahora hemos convertido en lugares comunes (de nuestro discurso) expresiones como arquitectura bioclimática, eficiencia energética, desarrollo sostenible, etc. En nuestro caso, gracias a la homogeneidad ambiental que mantiene el Conjunto Histórico, somos optimistas en la defensa de esa Identidad.

Extracto corregido del texto publicado en la revista 'Feria y Fiestas'. Azuaga (Badajoz). 2001

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