lunes, 13 de septiembre de 2010

Como un pulgón (León Felipe)

Yo no puedo tener un verso dulce
que anestesie el llanto de los niños
y mueva suavemente las hamacas como una brisa esclava.
Porque yo no he venido aquí a hacer dormir a nadie.
Además… esa tempestad ¿quién la detiene?

¡Eh, tú, varón confiado que dormitas! ¡Levántate, recoge
tus zapatos y prosigue!…
Porque yo no he venido aquí a hacer dormir a nadie.

Hacia las cumbres trepan los dioses extenuados buscando un resplandor.
Y aquí voy yo con ellos,
entre el sudor y el polvo de sus inmensos pies descalzos,
aquí voy yo con ellos, atropellado y sacudido, pero
agarrándome a sus plantas como las pinzas de un insecto,
clavándome en su carne,
hundiéndome en su sangre
como un pulgón,
como una nigua… maldiciendo, blasfemando…
Porque yo no he venido aquí a hacer dormir a nadie;
ni a los niños
ni a los hombres ni a los dioses.

Escucha este poema declamado por su autor


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