lunes, 6 de septiembre de 2010

Siza

Paseo en Cáceres por un silencioso Palacio de Camarena, sede fundacional de los arquitectos extremeños. Cruzando el atrio, observo las sillas vacías del salón de actos que hace poco no bastaron para acoger al público más numeroso que se recuerda allí.

La razón no fue otra que la presencia del portugués Álvaro Siza. Ese día presentaba una serie de proyectos recientes ubicados en distintas partes del mundo, destacando entre ellos la propuesta de un extenso desarrollo residencial al sureste de la capital cacereña, que aprovechando los terrenos de una cantera culminaba con un gran auditorio al aire libre.

Quince años atrás, coincidiendo con el inicio de mis estudios en la universidad, él recibía el premio Pritzker (algo así como el equivalente al Nobel en arquitectura). Durante toda la carrera, Siza fue una de las principales referencias. Ejerciendo ya la profesión, un documental emitido por “la 2” titulado “el elogio de la luz” me enseñó otros aspectos de su biografía: entre recuerdos evocados, aparecía el bello rostro de su mujer fallecida hacía tiempo, mientras la cámara se deslizaba por un estudio amplio pero poco poblado, con algunas de esas maquetas que según contaban realizaba su hija. Más tarde –demasiado- visité algunas de sus obras: en Santiago de Compostela, Oporto, Leça da Palmeira, etc.

A aquella conferencia le siguió un vino de honor que se prolongó hasta tarde. Diluida la escolta de autoridades, Siza era continuamente abordado por la gente, entre saludos y muestras de efusividad. Así aguantó hasta el final, discretamente y por no molestar, tal y como contó el escritor Manuel Vicent. Antes de irse, al menos pude estrecharle la mano, exhalando algo parecido a un agradecimiento.

No he vuelto a saber nada de aquel proyecto de la cantera, pero imagino que Siza permanece en su estudio de Oporto, inclinando sus 76 años de vida sobre un papel “diapost”, un lápiz blando en una mano, un cigarrillo a punto de consumirse en la otra, mientras a su lado un joven de ojos muy abiertos toma nota.

1 comentario:

  1. Genial el blog. Enhorabuena por sacar tiempo para compartirlo.
    La verdad es que Cáceres no podía pasar sin su megaproyecto firmado por una de las grandes estrellas... No hay político que se resista a intentar dejar ese tipo de huella megalómana, que más bien "huele" al tipico escrito en puerta de urinario "cristian estuvo aquí".

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